viernes, 22 de febrero de 2013

Antonio Machado.


Hace 74 años murió Antonio Machado...

 Este quiero que sea mi pequeño homenaje a la figura de Don Antonio: admiro sus ideas, su pasión por Soria, su poesía, su forma de entender a las personas  y a la sociedad, todo el legado que nos dejó...
Hoy quiero, aunque únicamente sea con el pensamiento, llevar un puñado de tierra del cementerio de Soria al de Colliure y allí exiliado pero muy cerca de casa, leer y leer poemas que nos dejó. Y al regreso pasearé por el Collao, Zapatería, la Laguna Negra... me acercaré al olmo seco y quien sabe si sentado en una de las mesas del Instituto soy alumno de una de sus clases de francés...



                               

El poeta recuerda las tierras de Soria




¡Ya su perfil zancudo en el regato,
en el azul el cielo de ballesta,
o, sobre el ancho nido de ginesta,
en torre, torre y torre, el garabato

de la cigüeña!... En la memoria mía
tu recuerdo a traición ha florecido;
y hoy comienza tu campo empedernido
el sueño verde de la tierra fría.

Soria pura, entre montes de violeta.
Di tú, avión marcial, si el alto Duero
adonde vas, recuerda a su poeta

al revivir su rojo Romancero;
¿o es, otra vez, Caín, sobre el planeta,
bajo tus alas, moscardón guerrero?

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 HOY VIERNES 22 DE FEBRERO, SE CUMPLEN 74 AÑOS DE LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO EL POETA QUE CANTO COMO NADIE A NUESTRA CIUDAD.

Nuestro recuerdo y como homenaje, el bello discurso que nos dedicó al otorgársele el título de hijo adoptivo de Soria el 5 de octubre de 1932 en la plazoleta de San Saturio, llamada “Rincón del Poeta”

Con su plena luna amoratada sobre la plomiza sierra de Santana, en una tarde de septiembre de 1907, se alza en mi recuerdo la pequeña y alta Soria. Soria pura, dice su blasón, y ¡qué bien le va ese adjetivo!
…Soria, sobre un paisaje mineral, planetario, telúrico. Soria, la del viento redondo con nieve menuda que siempre nos da en la cara, junto al Duero adolescente, casi niño, es pura… y nada más.
Soria es una ciudad para poetas. Porque la lengua de Castilla, la lengua imperial de todas las Españas, parece tener su propio y más limpio manantial. Gustavo Adolfo Bécquer, aquel poeta sin retórica, aquel puro lírico, debió amarla tanto como a su natal Sevilla; acaso más, que a su admirable Toledo. Un poeta de las Asturias, de Santillana, Gerardo Diego, rompió a cantar en romance nuevo a las puertas de Soria: “Río Duero, río Duero/ nadie a acompañarte baja, /nadie se detiene a oír/ tu eterna estrofa de agua”.
Y hombres de otras tierras que cruzaron sus páramos no han podido olvidarla. Soria es, acaso, lo más espiritual de esa espiritual Castilla, espíritu a su vez, de España entera. Nada hay en ella que asombre o que brille y truene. Todo es sencillo, modesto, llano. Contra el espíritu redundante y barroco que sólo aspira a exhibición y a efecto, buen antídoto es Soria, maestra de castellanía, que siempre nos invita a ser lo que somos y nada más. ¿No es esto bastante?
Hay un breve aforismo castellano; yo lo oí en Soria por primera vez, que dice así: “nadie es más que nadie”. Cuando recuerdo las tierras de Soria olvido algunas veces a Numancia, pesadilla de Roma, y a Mío Cid Campeador, que las cruzó en su destierro y al glorioso juglar de la sublime gesta que bien pudo nacer en ellas, pero nunca olvido al viejo pastor de cuyos labios oí ese magnífico proverbio donde a mi juicio se condensa todo el alma de Castilla; su gran orgullo y su gran humildad, su experiencia de siglos y el sentido imperial de su pobreza. Esa magnífica frase que yo me complazco en traducir así: “por mucho que valga un hombre nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre”. Soria es una escuela admirable de humanismo, de democracia y de dignidad.
Por estas y otras muchas razones, queridos amigos, con toda el alma agradezco a ustedes su iniciativa y al altísimo honor que recibo de esta querida ciudad. Nada me debe Soria, creo yo. Y si algo me debiera, sería muy poco en proporción a lo que yo le debo: el haber aprendido en ella a sentir a Castilla que es la manera más directa y mejor de sentir a España. Para aceptar tan desmedido homenaje sólo me anima esta consideración: el hijo adoptivo de vuestra ciudad hace muchos años que ha adoptado Soria como patria ideal. Perdónenme si ahora sólo puedo decirles ¡gracias de todo corazón!

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 http://www.poemas-del-alma.com/antonio-machado.htm

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"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar"



1 comentario:

  1. He recibido un comentario anónimo a esta entrada del blog. Favorable... lo siento: no lo publico.

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