jueves, 31 de marzo de 2011

clubes de fútbol : chantaje sentimental y demagogia populista

"Levante- EMV" 31/3/2011 :

El estado, la amante del fútbol






J. V. Aleixandre

El fútbol español ha vuelto a mirar al Estado. La Administración, cada uno de sus escalones, es como su amante circunstancial, a la que recurre cada vez que que necesita mitigar sus ansias crediticias y aplacar sus ardores deficitarios. Saciada la necesidad, adiós muy buenas. Si te he visto, no me acuerdo. Hasta la próxima, claro. Siempre ha sido así.
El fútbol, que está regido por gente de derechas, incluso muy de derechas, exige ahora al Gobierno socialista que derogue una ley aprobada por el Parlamento, cuando el PP de Aznar tenía mayoría absoluta. Por temor, o seguramente por devoción, entonces no le plantaron cara a Álvarez Cascos, ese hombre al que todavía le crujen los correajes de comandante chusquero.
Se quejan los clubes de que el partido televisado en abierto les resta unos ingresos considerables. La solución es muy fácil: Que la cadena que emite esos partidos, les pague. Pero el poseedor de esos derechos, Mediapro, que también tiene un canal codificado de fútbol, prefiere trasladar el problema al Gobierno para que éste prohíba los partidos en abierto, con lo que la oferta de partidos en pay per view se ampliaría a la totalidad. Los clubes son fieles a las consignas de Mediapro, que es quien les suelta la pasta. Y quien paga. Los clubes de fútbol están entre las empresas más ruinosas de este país. Llevan así años, empeñados con sus jugadores, endeudados con Hacienda y con la Seguridad Social, practicando el chantaje sentimental y la demagogia populista para evitar que el peso de la Ley caiga sobre ellos. Encima, sus dirigentes, la mayoría absolutamente desacreditados por su histórica reiteración en los desastres, tienen la desfachatez de pedir auxilio a las administraciones públicas, ya sean ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos o el central, para que les condone deudas, les facilite pagos, les avale, o simplemente, les subvencione. Y cíclicamente, el dinero público acude a a rescatar al fútbol. Y el fútbol no sólo no escarmienta, sino que se descuelga amenazando con esta broma pesada de la huelga. Ya está bien. Vale ya de privilegios.
                                      
     Esto del fútbol es de sorpresa continua. Creo muy acertada la opinión anterior y poco que añadir para no caer en la repetición. Lo que si debía es dejarse oir, y actuar la mayoría de la afición y plantearse su huelga de fin de semana y  no asistir a los campos ni ver en la televisión... Así es hasta posible que se plantearan las cosas sin tanto mercantilismo y pensando un poco más en el aficionado/a.

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